La cirugía refractiva es un conjunto de procedimientos quirúrgicos que tienen como objetivo corregir los problemas de refracción, permitiendo eliminar la dependencia de gafas o lentillas. Pero, ¿qué es exactamente?
La base de la cirugía refractiva reside en la modificación de la forma de la córnea, la superficie transparente del ojo que juega un papel crucial en la focalización de la luz hacia la retina. Al cambiar la curvatura de la córnea, se puede ajustar el enfoque del ojo, mejorando significativamente la calidad de la visión.
Existen diferentes técnicas utilizadas en la cirugía refractiva, cada una adecuada para diferentes tipos de problemas visuales y necesidades de los pacientes:
LASIK (Laser-Assisted in Situ Keratomileusis): Es la técnica más conocida y utilizada. Implica crear un “colgajo fino” en la superficie de la córnea con la ayuda de una herramienta quirúrgica conocida como láser femtosegundo, para luego remodelar la córnea con un láser excimer.
PRK (Photorefractive Keratectomy): Similar al LASIK, pero en lugar de crear un colgajo, se elimina una pequeña capa de la superficie corneal, usando una solución de alcohol, antes de aplicar el láser excimer para remodelar la córnea.
LASEK (Laser Epithelial Keratomileusis): Una variante de PRK que conserva una capa ultrafina de la córnea, que se reposiciona después de la aplicación del láser excimer.
En pacientes con problemas de refracción más elevados, a veces el láser excimer no es una opción, y se puede optar por colocar una lente ICL en el interior del ojo. Estas lentes son calculadas a medida para cada paciente, y permiten un resultado visual extraordinario.
La elección de la técnica depende de varios factores, incluyendo la anatomía del ojo del paciente, el tipo y grado de refracción a corregir, y las preferencias personales, así como conocer cuáles son sus aficiones, profesiones o actividades del día a día. De esta manera, el procedimiento se adapta a las necesidades de cada paciente.
La cirugía refractiva suele ser de corta duración, con la mayoría de los procedimientos completados en menos de 30 minutos, y ofrece el beneficio de una recuperación rápida y poco dolorosa.
A pesar de ser una opción atractiva para muchos, es crucial una evaluación exhaustiva por parte de un oftalmólogo cualificado para determinar si la cirugía refractiva es adecuada para un paciente específico. Factores como la salud general del ojo, la edad, y las expectativas realistas sobre los resultados son esenciales para el éxito del procedimiento.
En conclusión, la cirugía refractiva representa una revolución en el tratamiento de problemas de visión, abriendo un mundo de claridad visual sin la necesidad de corrección óptica externa para muchas personas. Con el avance continuo de las tecnologías y técnicas quirúrgicas, el futuro de la corrección visual es más prometedor que nunca.